lunes, 7 de junio de 2010

LUIS II DE BAVIERA.


Luis de Wittelsbach. Nació el 05 de agosto de 1845 en el Palacio de Nymphenburg, Baviera, Alemania. Hijo mayor del Rey Maximiliano II de Baviera y de la Princesa María de Prusia. El Rey Maximiliano educó a sus hijos recordándoles su posición y deberes reales desde muy temprana edad. Luis era sometido a un estricto régimen de estudio y ejercicio. Hay algunos que creen que las tensiones de crecer en una familia real fueron en parte las causas de su extraño comportamiento cuando adulto. Luis no pasaba mucho tiempo con sus padres, de los cuales no recibió mucho cariño. Sin embargo fue compensado por el amor que le prodigaba su abuelo, el depuesto Rey Luis I de Baviera. Vivió la mayor parte del tiempo en el castillo de Hohenschwangau, un castillo de fantasía que su padre había construido cerca del Lago de los Cisnes, cerca de Füssen. También visitó el lago Starnberg con su familia. Cuando era adolescente, Luis se convirtió en el mejor amigo de su ayudante de campo, el Príncipe Pablo de Thurn y Taxis, una de las familias más ricas de Baviera. Los dos jóvenes cabalgaban juntos, leían poesía en voz alta, y protagonizaron escenas de las óperas románticas de Richard Wagner. La amistad terminó cuando Pablo se comprometió en 1866. Durante su juventud Luis también inició una larga amistad con su prima, la Duquesa Isabel de Baviera, más tarde Emperatriz de Austria. Ambos amaban la naturaleza y la poesía. Luis acababa de cumplir 18 años cuando Maximiliano II murió después de una enfermedad de tres días, así Luis se Convirtió en el Rey Luis II de Baviera. Aunque no estaba todavía completamente preparado para el alto cargo, su juventud y su buena apariencia lo hicieron popular en Baviera y en otros lugares. Uno de los primeros actos de su reinado fue convocar al compositor Richard Wagner a su Corte de Munich. Wagner tenía una notoria reputación como revolucionario y vivía acosado por sus acreedores. Las óperas de Wagner desarrollaban la imaginación llena de fantasías del Rey. Luis fue probablemente el salvador de la carrera de Wagner, sin su ayuda no hubiera podido lograr el prestigio alcanzado por sus obras. Un año después de reunirse con el Rey, Wagner presentó su último trabajo, Tristán e Isolda, en Munich, con gran éxito. Pero la conducta extravagante del compositor en la capital fue irritante para el conservador pueblo bávaro. El mayor estrés del comienzo del reinado de Luis fue la presión para producir un heredero, y las relaciones militantes con Prusia. Luis II de Baviera se comprometió con la Princesa Sofía de Baviera, hermana menor de la Emperatriz de Austria. La boda se postergó en varias oportunidades, hasta que finalmente Luis canceló el compromiso. El Rey Luis II de Baviera nunca se casó. Las relaciones con Prusia pasaron a primer plano a partir de 1866. Durante la Guerra de las Siete Semanas, Luis se alió del lado de Austria contra Prusia. Con la creación del Imperio, Baviera perdió su estatus como Reino independiente y se convirtió en un estado dentro del imperio. Luis intentó protestar por estas alteraciones, al negarse a asistir a la ceremonia en la que Guillermo I fue proclamado el primer Kaiser. Luego de la creación de la gran Alemania, Luis cada vez participó menos de la política, dedicándose a sus proyectos creativos personales, en particular sus castillos. No le gustaban los grandes actos públicos y los eventos sociales formales evitándolos cada vez que pudo. Sus excentricidades produjeron tensiones con sus ministros, pero no le costó su popularidad con el pueblo bávaro. El rey disfrutaba de viajar por el campo y de conversar con los agricultores y los trabajadores. Luis utilizó su fortuna personal para financiar la construcción de una serie de castillos elaborados. Estos proyectos proporcionaban empleo a muchos trabajadores y trajo un flujo considerable de dinero a las regiones donde sus castillos fueron construidos. En 1869, Luis supervisó la colocación de la piedra angular de Schloss Neuschwanstein en la cima de la montaña. Las paredes de Neuschwanstein están decoradas con frescos que representan escenas de muchas de las óperas de Wagner. Aunque el Rey había pagado por sus proyectos favoritos de sus propios fondos y no de las arcas del Estado, recibió quejas de sus ministros. Buscando una causa para deponer a Luis por medios constitucionales, los ministros decidieron respaldarse en informes que argumentaban que padecía una enfermedad mental, y por tanto incapaz de gobernar. Pidieron al tío de Luis, el Príncipe Leopoldo, ocupar el lugar del Rey. Leopoldo estuvo de acuerdo, siempre y cuando los conspiradores aportaran pruebas fiables de que el Rey estaba loco. Aunque algunas de las acusaciones fueron, sin duda, reales, otras no fueron comprobadas. Sin embargo, fueron suficientes para convencer a Príncipe Leopoldo para que cooperara. El 09 de junio de 1886, una comisión de gobierno llegó a Neuschwanstein para entregar oficialmente el documento de la deposición del Rey, y ponerlo bajo custodia. Alertado por un fiel servidor, Luis ordenó a la policía local que lo protegiera, y los comisionados fueron detenidos en la puerta del castillo a punta de bayoneta. Los campesinos que se habían unido a su causa se dispersaron y los policías que custodiaban su castillo fueron sustituidos por las tropas de la guardia personal de Leopoldo. El Rey decidió huir pero ya era demasiado tarde. En las primeras horas del 12 de junio, una segunda comisión llegó. El Rey fue detenido a las 4:00 am y llevado en un carruaje al Castillo de Berg, a orillas del Lago Starnberg, al sur de Munich. El 13 de junio alrededor de las 6:00 de la tarde, Luis le pidió a su asistente que lo acompañara en un paseo por la orilla del lago Starnberg. Ninguno de los dos regresó. A las 11:30 de la noche encontraron los cuerpos de Luis II y de su asistente, flotando en las aguas poco profundas cerca de la orilla. Oficialmente se dijo que Luis se había suicidado ahogándose en el lago, pero muchos dudan de esa versión, ya que Luis era un buen nadador y la profundidad era inferior a 1 metro. La autopsia indicó que sus pulmones no tenían agua. Los restos de Luis fueron investidos con las insignias de la Orden de los Caballeros de San Huberto, y trasladado a la capilla real en el Palacio de Munich. En su mano derecha sostenía un ramo de jazmines blancos enviados por su prima, la Emperatriz Sissi de Austria. El funeral fue el 19 de junio de 1886, y su cuerpo sepultado en la cripta de la Michaelskirche en Munich. Su corazón, sin embargo, no se encuentra con el resto de su cuerpo. La tradición bávara indica que el corazón debe colocarse en una de plata y enviado a la Gnadenkapelle (Capilla de la Misericordia) en Altötting, donde están los de su padre y de su abuelo. El Rey fue sucedido por su hermano Otto, pero desde que Otto fue incapacitado por una enfermedad mental genuina, el tío del Rey, Leopoldo se convirtió en Regente. Irónicamente, los castillos que provocaron la ruina financiera del Rey se han convertido hoy en el atractivo turístico muy rentable para el estado de Baviera.

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